Cuarenta emociones junto al lago

 

 cuarenta-emociones La vida se nos da como una ofrenda para vivirla; viene cargada con una herencia de nuestros antepasados. Nacemos frágiles, necesitados de cuidados. Buscamos las razones para vivir cuando tomamos consciencia de que hemos nacido.

En estos tiempos de prisas, no nos detenemos para reflexionar, porque entendemos que lo prioritario es exprimir el tiempo como producto, y no como un bien para vivir. Es necesario hacer una parada en el camino y mirar hacia nuestro interior, para encontrar:Sueños reveladores ahondan en los recuerdos / y se adentran por temibles y abruptos senderos/ […] descifran enigmas dormidos en el tiempo”. Esta bellísima reflexión pertenece al libro Cuarenta emociones junto al lago de la poeta Remedios Aguilar, nacida en Torre del Mar. Ella plantea la coherencia de la vida, siguiendo como método la bioneuroemoción de Enric Corbera.

La autora, en su retiro, realiza una introspección en la cual le afloran los miedos. Piensa que “el miedo a la muerte puede que tenga que ver con todos mis miedos. En el fondo, quizá sea el miedo a vivir”. La vida nos pesa cuando no se superan las vivencias negativas y no se toma consciencia de la carga de nuestra herencia, o bien se tiene demasiado apego a lo material de la vida.

Remedios Aguilar prosigue reflexionando y nos dice: “Cuando una persona no vive su vida, sino la de los demás, no está en armonía; lo que piensa, dice y hace no está en concordancia”. Como consecuencia, estas actitudes de disconformidad con la vida provocan enfermedades con origen emocional.

La soledad es el estado que Remedios Aguilar utiliza para el ejercicio de reflexionar y de encontrarse consigo misma, lo hace en contacto diálogo con la naturaleza. Descubre como poeta que “hay caminos que dejan que el arrullo/ de los sentimientos heridos/ se asomen libres por el sendero del tiempo. […] Que debe poner atención al murmullo antes que éste se convierta en un grito desgarrador”. Como persona se enfrenta a su realidad interior en ese viaje hacía los ínferos del ser. Aparecen las dudas, los miedos… Se hace las preguntas: ¿Por qué de la existencia de la vida? ¿Para qué tantas emociones? Esta introspección es, para ella, una necesidad vital de autoconocimiento.

Va encontrando las respuestas, y concibiendo que su ser y el universo están conectados por una ‘Energía Consciente y Creadora’. Llegando a la conclusión filosófica panteísta de la unidad: ‘Todos somos Uno’. A partir de este pensamiento encuentra razones para vivir, nos dice: “Yo me uno a ese otro grupo que pone su granito de arena, para trasformar este mundo en otro nuevo, donde no haya violencia, ni injusticias, ni enfermedades… Me uno a ese cambio de paradigma”.

Entiende que el amor es una energía vital que le hace trascender como humana. Que para amar, hay que hacerlo en libertad: “Te amo libremente, porque amo tu libertad, igual que la mía”.

                                                     José Marcelo Ruiz

Este artículo ha sido publicado en La prensa Noticias 24, (Comarca de la Axarquía), el viernes, 17 de noviembre de 2017. Mi afradecimiento más sincero a D. Francisco Gálvez y su equipo de redacción por el interés manifiesto por la cultura, temas humanos y de pensamiento.

 

Entrevista al profesor y escritor J. Francisco Guerrero López, sobre su libro: «El hombre que recogía monedas con la boca».

Francisco Guerrero: «El libro está dedicado a un hombre especial que conocí de joven, como homenaje a todas esas personas incomprendidas»

Francisco Guerrero es natural de Torre del Mar. Profesor universitario, ha destacado en el ámbito de la educación especial, con obras como Estudio sobre los inadaptados o La educación especial o el drama pirandelliano de una disciplina en busca de identidad. Ha escrito relatos como Dulce pasión imposible, y realizado cortometrajes como Etnógrafo on the road. Cosecha en su haber varias novelas, como Francis Dei y la reciente El doble de Picasso. Ahora nos trae su último trabajo, escrito en colaboración con Ana Paula Zaragoza, titulado El hombre que recogía monedas con la boca.

  

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José Marcelo (a la derecha) con Francisco Guerrero

José Marcelo (a la derecha) con Francisco Guerrero

Pregunta.- El título del libro parece más novelesco que pedagógico.  ¿Cómo te surgió poner este título, qué  quieres trasmitir con él?

Respuesta.- Me surgió de la imagen que se me gravó de una vivencia, que tuve en mi adolescencia:  era  un hombre mal vestido, desarrapado. Se llamaba Julio. La gente le arrojaba monedas al suelo, le pedía a gritos que hiciera ‘la gaviota’. Él imitaba el vuelo de la gaviota hasta que recogía la moneda con la boca. Lo que más me impactó fue la complicidad de su mirada, la de un ser frágil. Cuando me propuse escribir este libro sobre el autismo, me vino a la memoria su re­cuerdo. Este libro está dedicado a él, como un homenaje a todas esas personas incomprendidas.

P.- ¿Cuál fue la motivación para escribir este libro sobre el autismo? ¿Cómo  planteasteis el trabajo?

R.- Ana Paula fue una alumna, a  la cual le dirigí su tesina sobre el autismo. La motivación  surgió del reto que se propuso: trabajar durante cuatro años con un alumno que  tenía trastorno de espectro autista. Aunque Ana  Pau­la tuvo momentos de flaqueza, su mayor satisfacción fue lo­grar la capacitación plena del alumno. Esta orientación hace que el libro sea práctico.

P.- He leído el libro de un tirón por lo ameno que es.  En él, presenta personajes ficticios como ejemplos de autismo. Pero me sorprende encontrar en la narración personas reales que presentan trastornos de espectro autistas y son grandes genios.

R.- Es debido a que tienen una gran capacidad mental en la lectura por imágenes, y de sinestesia. Personas como Daniel Tam­met y Temple Gradin  eran ejemplo de ellos, autistas llamados  savant (sabios). El pintor Ste­phen Wilshire, que su mente era una cámara fotográfica. Hay que distinguir entre el síndrome  de Kaner, por ejemplo, que son más afectados del espectro autista, y los de síndrome Asperger, que son los menos afectados. Pero todos tienen grandes habilidades mentales.

P.- ¿Cuáles son las características del trastorno del espectro autista?

R.- Es un trastorno neurobiológico que presenta problemas de conducta, de alteración en el lenguaje y  en la comunicación, así como en la relación recíproca  afectiva. Presentan trastorno en la  teoría de la mente. Ésta es la que nos hace reconocer las actitudes de los demás o tomar decisiones. Por lo tanto, presentan pro­blemas cognitivos. Bio­ló­gi­ca­mente, el autismo es un problema genético.

P.- ¿Cuáles son los recursos pedagógicos?

R.- Las personas que presentan trastornos de autismo son aprendices visuales, no funcionan con las palabras. Por ello, se aplican programas conductistas como el Ava, para tratar las emociones  y la integración sensorial. Tienen la cualidad de no saber mentir, así como demuestran habilidades especiales.

P.- ¿Hay recursos suficientes en los centros educativos?

R.- Sí, ha mejorado mucho la inclusión social. Aunque nos que­da mucho que andar para lo­grarla plenamente. Hace unos vein­te años, los programas eran des­conocidos. Los docentes no sa­bían  cómo tratarlo. La sensibilidad de las asociaciones es muy importante, porque se preocupan sobre el autismo y ayudan a los cen­tros educativos. Ejemplo de ello, es la incorporación de interventores educativos en las aulas para apoyar al alum­no. Hay buenos profesionales.

P.- ¿Para publicar este libro sobre el autismo habéis contado con el apoyo de alguna entidad pública o universidad?

R.- No. Ha sido publicado por la editorial Aljibe, por propuesta nuestra. Aunque la universidad si ayuda en la divulgación.

P.- ¿Pero la universidad es sensible con la publicación de temas científicos, de investigación y pedagógicos?

R.- Se puede presentar los trabajos al servicio de publicaciones. La comisión, si lo considera bien, te lo publica. Yo tengo trabajos publicados por la universidad.

P.- El libro se va  presentar el 08 de noviembre, a las 19:30 h. en el Centro del Exilio de Vélez- Málaga. ¿Que aceptación ha tenido hasta ahora?

R.- Ha tenido una buena aceptación. La editorial me ha comunicado que ya ha hecho la segunda edición.

                                          Entrevista realizada por José Marcelo Ruiz.

Esta entrevista se ha publicado en la prensa Noticias 24, el viernes, día 03 de noviembre de 2017. Mi agradecimiento al director D. Francisco Gálvez y a su equipo de redacción por  su interés en difundir la cultura,  en temas de opinión y de pensamientos.

 

 

Noviembre o la melancolía del tiempo

otono-VALLE-AMBROZ  «El ayer me ha dado a la luz. He aquí al hoy, y he creado los mañanas. […] Yo soy el Demonio Rojo que reivindica el Ojo Divino. Ayer he franqueado la puerta de la muerte, he aquí que hoy llego al termino de mi viaje”. Palabras que se recogen en el capítulo ciento cincuenta y seis de El libro de los muertos. Este libro, de origen egipcio, influyó en la cultura grecolatina. Vemos, en la obra La Eneida, de Virgilio,  aparecer un personaje que guarda grandes similitudes con el citado Demonio Rojo del Libro de los muertos, como es Caronte: “Guarda aquellas aguas y aquellos ríos el horrible barquero Caronte, cuya suciedad espanta; sobre el pecho le cae desaliñada larga barba blanca, de sus ojos brotan llamas; una sórdida capa cuelga de sus hombros, prendida con un nudo: él mismo maneja su negra barca con un garfio, dispone las velas y transporta en ella los muertos, viejo ya, pero verde y recio en su vejez, cual corresponde a un dios”.

Noviembre, otoñal, con sus hermosos atardeceres y lentos ocasos, se nos presenta rememorando el tiempo. Como si la mirada del tiempo nos quisiera atrapar en el pasado, en el recuerdo de los que hicieron el viaje de la verdad.

Actualmente, es triste que haya una tendencia a abandonar nuestras creencias, las cuales son las raíces de nuestra genética histórica y conforman nuestro acervo cultural. Me refiero cuando se hace para acogerse a la moda de ‘la cultura del consumismo’; ejemplo de ello es Halloween, donde se parodia de manera carnavalesca a la muerte. Esta actitud nos conduce a concebir, de manera equívoca, el concepto de vivir el tiempo; lo hacemos cuando creamos un estilo de vida, en la cual queremos anular el pasado y no pensar en el futuro; se reitera hasta la saciedad ese deseo de vivir el presente. Es cierto: hay que vivir en el presente, pero es un presente que se va construyendo desde el pasado. Porque es este pasado el que, como persona, debemos aislar, para proyectar el presente hacia el futuro. Pero siendo siempre consciente que somos la acumulación de nuestras vivencias y experiencias. Todo ello conforma parte de nuestro ser.

Y como se nos relata en la mitología griega: `Kronos’ representa al tiempo, ese dios que devora a sus propios hijos. De lo que se deduce que el tiempo no nos pertenece. Aunque en la vida lo que se nos da es tiempo, pero un ‘tiempo” que nos enseña.

Vivimos en una sociedad que todo se compra: la comida, el vestir, la casa que habitamos… e incluso la felicidad, que se nos ofrece como mercancía.

Pero, como me hizo reflexionar un amigo, ‘verdaderamente, todo lo pagamos con tiempo’. Porque es el tiempo, el que empleamos en el trabajo, en el ahorro, para obtener el dinero.

Quiero pensar que la vida está para vivirla, compartiendo el presente de manera solidaria. Soy consciente de que existe un pasado, en el cual no puedo ni debo quedarme, pero va conmigo. Sé de un presente que es efímero, en el cual debo dejarlo todo bien atado, para que amanezca un mañana esplendido.

Volviendo a noviembre, quiero rememorar con melancolía a mis mayores, a ellos que partieron y dejaron como herencia mi vida. Verme siempre en su mirada. Aceptar como dice el poeta: “Cuando llegue el invierno/ y el hielo cubra los campos, / para nada me sirve el recuerdo/ de que fue un campo de amapolas./ Yo quiero ser la tierra./ Esa tierra / que aguarda la memoria / de la semilla que brota. /Porque cuando yo me haya ido, / nacerán otros campos de amapolas”.

                                                    José Marcelo Ruiz

 Este artículo se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, día 03 de noviembre de 2017. Mi agradecimiento al director Francisco Gálvez y a su equipo de redacción por el interés en la difusión de temas de cultura, de opinión y pensamientos.