Entrevista a Evaristo Guerra (Pintor)

Entrevista realizada por José MARCELO RUIZ

EVARISTO GUERRA ( Pintor y autor de la exposición «Colores veleños».

«Cuando creo, dejó en mis obras mi alma y trasmito el ser de la Naturaleza, con autenticidad y sinnceridad «.

«Me gustaría que me recordara como un creador que ama la Naturaleza; un apasionado de la luz y del paisaje de mi tierra”.

Pregunta.- He visitado la exposición Colores Veleños, que está expuesta en Málaga en las salas Migorance del Archivo Municipal, y he sentido al contemplar las obras una serenidad absoluta. ¡Cómo la intensidad de la luz que reflejaba sus paisajes me cegaba el alma! Hábleme de esa luz tan nuestra, de ese estado de serenidad que trasmite.

Respuesta.-  La luz  del paisaje veleño y de la Axarquía es una luz violácea, donde el monte con sus colores calientes  se une con el mar. El blanco es la luz intensa  del sol que le da y matiza el rojo de la tierra y el azul del mar, y ello consigue la degradación violácea de los fondos de los cerros. Esta matización del sol logra que los colores sean intensos y que apenas exista la sombra. Ello produce la sensación de ceguera debido a la pureza de los colores. Esto da serenidad en el espectador. Mi acto creativo es tragarme todo ese colorido y vomitarlo en mis obras; dejando mis sentimientos como hondas raíces.  

P.-  Haga usted una mirada retrospectiva de sus obras, en las distintas etapas de su vida. Hábleme de esa evolución creativa. ¿Qué constantes se han mantenido siempre?

R.-  Desde muy niño, sentí la necesidad de pintar, soñaba con colores. En esta etapa, pintaba lo cotidiano. Después pintaba retratos familiares. Cuando llegue a Madrid percibí  que mis obras  no tenían originalidad, porque eran lo mismo que  pintaban los demás pintores. Entonces volví a Vélez y descubrí que lo que buscaba estaba en mi tierra: su paisaje y su luz.  

Contemplo el paisaje y su luz, y los estudio de tal manera que los interiorizo. Me habla ese arcoíris de colores y surge el diálogo mientras  paseo; me siento como si fuera un tronco de árbol caminando dentro del bosque. Mi constante en mi pintura ha sido y es la presencia de la luz de mi tierra veleña y Axárquica. Y al crear, no veo el  el paisaje desde la ventana, sino voy a su encuentro;  soy árbol y penetro dentro del bosque. La luz, el bosque y el paisaje quedan en mí. 

P.-  Como usted ha expresado en su creación hay un lenguaje, un diálogo que mantiene con el paisaje natural, e incluso se da una lucha y una búsqueda constante para captar la luz y su belleza, y mostrarnos como se manifiesta. Hábleme de la  razón de ser que le motiva.

R.- Necesito estar con el paisaje natural: los árboles, las plantas, las montañas y su luz… En ese estado de recogimiento, a solas con él, comienza el diálogo. Precisamente, en esas vivencias, es cuando percibo que la `Naturaleza´ es la verdad. Porque ella se manifiesta con autenticidad y entrega; ofreciendo sus frutos sin pedir nada a cambio. La razón de ser que  me motiva para pintar y crear es  el amor que le profeso.

P.- ¿Cuál es su concepción sobre el arte?

R.- El arte es el autorretrato del alma. Porque cuando creo, dejo en mis obras mi alma y trasmito el ser de la Naturaleza. Para ello, hay que hacerlo con autenticidad y sinceridad, revelando la verdad encontrada.

 P.- ¿Cuáles son los valores que deben poseer un  creador?

R.- Como he expresado, el artista como creador debe tener presente: ser sincero consigo mismo; ser original; tener compromiso y entrega en su quehacer creativo, manteniendo una lucha constante en su búsqueda; amar lo que hace; ser  generoso al entregar el mensaje y la verdad  revelada. Pero debe hacerlo con humildad.

P.- Deja usted un legado  de un gran valor artístico-creativo con una identidad y personalidad inconfundible. ¿Es usted consciente de ello?

R.- Todo creador toma conciencia de su obra desde el momento que se compromete con su destino. Que no es otro que desvelar las grandes preguntas que se hace el ser humano. Soy consciente que en mis obras no es cuestión sólo de técnicas; hay esa verdad encontrada: la Naturaleza es la razón de ser de la existencia de la vida. E ir en contra de ella, supone la perdición de la especie humana. Esto es lo que yo lego en mis obras: “Que hay que amarla”

P.- ¿Cómo le gustaría que le recordara?

R.- Como un creador que ama la `Naturaleza´; un apasionado de la luz y del paisaje de mi tierra veleña-axárquica. Que mis obras sirvan como motivación a las generaciones posteriores, para que la cuiden y la amen.

                                                                José Marcelo Ruiz

Esta entrevista se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 11 de marzo de 2022.  Mi agradecimiento al director del medio D. Francisco Gálvez por su interés por los temas de cultura, de opinión y pensamiento.

La luz que me ciega el alma

Por José Marcelo Ruiz

Autor de la obra: Evaristo Guerra Zamora

A Evaristo Guerra, poeta de la luz.

“Cuando el jazmín dibuja su luz en el firmamento / y todo el sueño es perfume. / Cuando el agua trae la voz sonora / y conduce su claridad por un curso lento. / Siento la calma chicha de la aurora /y toda su mirada es luz. /Esa luz que viene de la memoria del sueño”.

Estos versos del poeta nos hablan de cómo la aurora dibuja su luz en el firmamento, amanece un nuevo día. La luz inunda el paisaje lentamente, pero con una intensidad inmensa. De esta luminosidad ya nos hablaban los griegos cuando describían  la Axarquía, a la que denominaron `los campos elíseos´, que es  como decir `tierra del paraíso´.

He visitado la exposición Colores veleños del pintor Evaristo Guerra en Málaga, y al contemplar el paisaje de sus obras he sentido: cómo me cegaba el alma esa luz intensa  de colores veleños y axárquicos. Porque  Evaristo, como poeta de la luz, consigue transmutarse en paisaje, dejando reflejada “esa luz que viene de la memoria del sueño”; .cargándola de sentimientos. Contemplo como ha surgido una transfiguración: “La mirada no es mirada. / Es: / La luz creadora. /Lo humano no es humano. /Es: / Un árbol. / Fémina no es fémina. /Es: / Una flor. / Los pinceles no son pinceles. /Son: / Vómitos de rayos de luz. / La mirada no es mirada. / Es: / La luz que ciega el alma”.

Al preguntarle por esa luz que ciega el alma. Evaristo me ha confesado que desde niño ya soñaba con colores. Que él se transfigura en un tronco de un árbol; así camina entre los árboles del bosque. Él va admirando la luz que penetra entre las ramas;  sintiendo cómo esos colores entran dentro de él. Para, en su soledad, vomitarlos en el lienzo.  Le pregunto también por el hombre, por lo humano. Él me contesta con una mirada interrogativa: “pero, ¡hombre!, no lo ves, están dentro de esas casas de cal viva “. Y seguimos conversando mientras fijo la mirada en la obra Sueño de María Zambrano, me habla de la pensadora y de cómo le narraba esos recuerdos de su infancia veleña, los cuales se llevó con ella; convirtiéndose en un sueño perecedero. Le digo: “¡Qué belleza! Evaristo, hay que tener alma de poeta como la tuya, para recrear un sueño”. Que mi amiga, también poeta, Margarita García-Galán, al ver la obra la describe: “Un hermoso limonero con sus  ramas abiertas henchidas de frutos, abrazando un paisaje veleño que parece dormido en la quietud de distintas tonalidades violeta. Cuatro gatos juguetean entre las raíces profundas del árbol”. Hablamos del amor de María por los gatos. Y de cuando  salió de Roma con sus gatos…  ¡Qué misterio nos guarda esta vida! Los gatos los vemos acompañándoles en su tumba veleña.

Ese niño que le pidió a la Virgen que fuese pintor, para que su pueblo se sintiese orgulloso de él, ha logrado su sueño de pintar a su pueblo y a  su Virgen, en su ermita de `Los Remedios´. Pero, Evaristo, aún te quedan muchos sueños que pintar. ¡Mira la luz de la luna cómo sonríe en la arboleda y en la mar!   

José Marcelo Ruiz

Este artículo se ha publicado en la prensa NOTICIAS 24 (Comarca de la Axarquía), el viernes, 11 de marzo de 2022. Mi agradecimiento personal al  director del medio D. Francisco Gálvez por su interés por los temas de cultura, de pensamiento y opinión.

De izquierda a derecha: José Marcelo Ruiz y Evaristo Guerra Zamora

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